miércoles, 3 de abril de 2013

Comestible


 
Aquel chico había sido cocinado con demasiada vainilla, echado a perder. Y aquel otro tenía exceso de azúcar, muy empalagoso. Ese de allá no tenía leche y estaba extremadamente seco y el que pasa diario por mi casa, cantando fuerte para llamar mi atención no le habían puesto levadura, enclenque.

Comenzaba a desesperar y a pensar que las reposteras de la ciudad no habrían cocinado (educado) a un chico para mí, cuando, de pronto, en una pastelería ajena, una cocinera había preparado su pastelillo con las medidas exactas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario